En una decisión sorprendente, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció a través de Twitter que nombrará al exjefe paramilitar Salvatore Mancuso como gestor de paz. Mancuso, uno de los antiguos líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), ha estado recluido en una prisión en Estados Unidos desde su extradición en 2008.
El anuncio de Petro ha generado controversia y debate en el país. El presidente justificó la designación de Mancuso como gestor de paz con el objetivo de "lograr la completa paz". Afirmó que el proceso de paz entre el gobierno de Álvaro Uribe y los paramilitares aún no ha terminado y que muchas verdades sobre los crímenes y desapariciones durante ese periodo aún no se han esclarecido. También señaló que algunas de las haciendas entregadas en el marco del proceso de desmovilización de las AUC han terminado en manos del Estado y recicladas a nuevos grupos vinculados al paramilitarismo.
Salvatore Mancuso ha manifestado su intención de apoyar los diálogos de paz con diferentes gobiernos, incluyendo a los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, y más recientemente, al presidente Gustavo Petro. En octubre de 2022, Mancuso envió una carta a Petro expresando su disposición a conversar y colaborar en la búsqueda de una Colombia pacificada y más humana.
Sin embargo, la figura de Mancuso sigue siendo controvertida debido a su pasado como líder paramilitar y las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por las AUC durante su liderazgo. Aunque ha rendido declaraciones ante la Justicia y Paz y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), muchos cuestionan su papel en el proceso de paz y su posible reincorporación a la vida política del país.
El nombramiento de Mancuso como gestor de paz se produce después de la serie de videos presentados por el diario El Espectador sobre el Pacto de Ralito, suscrito por paramilitares y políticos en 2001. Estos videos reviven el escándalo de la parapolítica y sus consecuencias.
La designación de
Mancuso como gestor de paz plantea interrogantes sobre su papel en el proceso de paz y el impacto que puede tener en la sociedad colombiana. Aunque algunos ven en esto una oportunidad para avanzar hacia una reconciliación real, otros lo ven como un desafío ético y moral debido a su pasado vinculado al paramilitarismo.
La decisión de
Petro ha generado diversas reacciones en el país y ha puesto de relieve la complejidad y sensibilidad del proceso de paz en Colombia. La sociedad colombiana sigue dividida sobre cómo abordar el pasado de violencia y cómo avanzar hacia una paz duradera y justa para todas las víctimas. La designación de Mancuso como gestor de paz plantea un desafío importante para el gobierno y para la sociedad en su conjunto.