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Odebrecht, Zuluaga y Santos

Odebrecht, Zuluaga y Santos
19 de Aug, 2023

La grabación en la que Oscar Iván Zuluaga reconoce que a su campaña de 2014 sí entró plata ilegal de la trasnacional Odebrecht –1,6 millones de dólares– confirma lo que  afirmé en cinco debates en la plenaria del Senado, entre 2017 y 2021.


Porque antes de esta confesión ya estaba establecido que platas de Odebrecht entraron a las campañas de Juan Manuel Santos de 2014 y 2010 –aunque él no haya sido imputado por la Justicia–, año en el que, contra Mockus, lo respaldaron todas las fuerzas políticas tradicionales de Colombia.

La gravedad de lo ocurrido justifica detallar esta historia.

El inicio de este escándalo se remonta al caso Lava Jato, en Brasil, con las corruptelas de poderosos empresarios y especialmente de Marcelo Odebrecht, capturado por la Justicia brasileña en junio de 2015 y condenado a prisión en marzo siguiente.

Odebrecht actuó en doce países, en asocio con empresas y personas nativas. En Colombia tuvo sociedades y contratos con empresas del Grupo Aval.

Lo que puede llamarse el “sistema” Odebrecht consistió en financiarles a las cúpulas de las clases políticas de los países sus fraudes electorales, para que estas, ya como gobernantes y en contratos corruptos de obras públicas, le pagaran la “inversión”. En Colombia, Odebrecht, con Navelena, se quedó con el gran negocio del río Magdalena y, con el Consorcio Ruta del Sol 02, con una larga carretera a la Costa norte.

Los sobornos, pagados durante gobiernos de Uribe y Santos, sumaron, por lo menos, once millones dólares.


Si Oscar Iván Zuluaga termina condenado no fue porque la Fiscalía lo desenmascarara, sino porque Daniel García Arizabaleta –condenado por corrupción durante el primer gobierno de Álvaro Uribe, luego alto dirigente del Centro Democrático, conocida ficha pagada por Odebrecht en Colombia y cómplice de Zuluaga–, decidió grabarlo y sapearlo. Sin el dedazo de García, que lo dio para protegerse a sí mismo –hoy vive fresco en Miami–, los desde antes conocidos negocios de Zuluaga con Odebrecht seguirían en la impunidad, como ocurrió durante seis largos años.

En Semana del 8 de abril de 2019, Daniel Coronell demostró que Eleuberto Martorelli, jefe de Odebrecht en Colombia, le explicó a la Justicia brasileña sus torcidos con Zuluaga y García Arizabaleta.

En las grabaciones de Zuluaga aparece que el proceso en el Consejo Nacional Electoral sobre su campaña y la de Santos no avanzó porque las mayorías de ese Consejo de la partidocracia –santistas y zuluaguistas– pactaron la mutua absolución.

Entre los inconformes por el desarrollo de la investigación del caso Odebrecht en Colombia aparecen el Departamento de Justicia y el FBI de Estados Unidos, que en 2022 publicaron un aviso ofreciendo cinco millones de dólares de recompensa a quienes ayuden a “recuperar activos de la cleptocracia” colombiana al servicio de Odebrecht.

En mi opinión, si algo ha caído mal entre los colombianos fue que Néstor Humberto Martínez Neira se hiciera elegir Fiscal General de la Nación y no se hubiera declarado impedido para actuar en el ciento por ciento de los aspectos del caso de Odebrecht, aun si otros fiscales se hubiesen encargado de tramitar los expedientes.

Porque, dados los numerosos y grandes negocios de Martínez Neira con Luis Carlos Sarmiento Angulo y con Odebrecht –anteriores a ser Fiscal–, así lo exigían las leyes 1437 de 2011 y 906 de 2004. Y porque, a mi juicio, tantas cercanías no le permitían actuar con la venda en los ojos de la efigie de la Justicia explicada por Bernard Shaw: “La Justicia estriba en la imparcialidad, y solo pueden ser imparciales los extraños”.

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¿Petro inteligente o ignorante?

¿Petro inteligente o ignorante?
27 de Jan, 2025
Por: Carlos Enrique Martinez Caballero, columnista invitado Tolima7dias.com.co

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Los colombianos estarán divididos en sus posturas para calificar a Gustavo Petro bajo la pregunta: ¿inteligente o ignorante? Sus seguidores, los once millones que votaron por él, posiblemente dirán que es brillante, pero los cuarenta millones restantes creo que considerarán que es un bruto o ignorante.

Podrían decir que es inteligente, toda vez que su postura como gobernante en las redes sociales hacia los Estados Unidos desaprobando el ingreso de los aviones y los connacionales, desvió la atención y el ruido constante en los últimos días que le generaba la incontrolable situación del Catatumbo, los fallidos diálogos con el ELN, el desplazamiento masivo en Norte de Santander como resultado de los enfrentamientos entre el ELN y las FARC, además de la reunión entre los ministros de defensa de Colombia y Venezuela, el aumento de la gasolina y el tema de la conmoción interior.

Aprovechó para nombrar a uno de sus guardianes pretorianos, que es Laura Sarabia, como Canciller de Colombia, posicionándola aún más en el gobierno y dándole vía libre frente a la comunidad internacional, permitiéndole hacer “lobby” y multiplicar sus ideas e intenciones, sin importarle los cuestionamientos, críticas e investigaciones vigentes que ella tiene.

De paso Petro logró dos cosas: fortalecerse entre sus seguidores utilizando a Colombia, USA y los repatriados como puente de lanzamiento para ser noticia en todo el mundo, uniéndose al discurso antiimperialista y ganar adeptos del mundo que se identifican con las ideas socialistas, revolucionarias y comunistas.

Pero también revivir la posibilidad de una reelección frente a sus once millones de seguidores en votos, que ya están trabajando para que continúe en el poder o colocar a uno de sus peones en el 2026.

Por su parte, otros lo considerarán un bruto o ignorante, al poder en riesgo otra vez la estabilidad del país, no solo en el tema de la supuesta “paz total” que no llegará por el tema de la inseguridad, sino también por lo económico y social; eso por tratar de mostrarle los dientes a la primera potencia del mundo en un momento totalmente innecesario.

Él, como presidente y su gobierno, ya habían aceptado con el gobierno saliente de los Estados Unidos más de dieciséis mil repatriados en los mismos aviones y con las mismas características diplomáticas manifiestas, lo que significa que el tema no era del Estado colombiano, sino una postura personal del presidente Gustavo Petro.

Quien, a la llegada al poder, desestabilizó la economía y el dólar dio un golpe tremendo al país; la inversión extranjera descendió y los indicadores mostraron inestabilidad. Ahora, con esta acción, nuevamente, por una ignorancia bien administrada, se pone en vilo una temática que afecta a los colombianos y que se creía superada.

Es estúpido no medir las consecuencias de sus actos y más de su parte, el que es guerrillero, senador, político ahora presidente y “economista”. Sus actos afectan más al pueblo que a él mismo o al gobierno; afectan la imagen de Colombia, a todos los que lo eligieron pensando que administraría bien el país, afecta a los empresarios y a los mismos colombianos que están radicados en los Estados Unidos. Para todo aquel que no entienda, Petro ya ganó todo y va por más. La pregunta sería: ¿Quién pierde con sus posturas incontrolables de medianoche?

A este conjunto de problemas se le debe agregar otra cosa, la seguridad; el principal aliado de Colombia en esta materia no es Venezuela, son los Estados Unidos, y cualquier restricción o desequilibrio afecta a todo el país, tema que ya surte efectos por falta de una política clara del gobierno, el rompimiento de relaciones con Israel y todo el fortalecimiento que no tiene la Fuerza Pública, tanto en materia de capacitación, intercambio de experiencia y recibo de recursos que mucha falta hace.

Para aquellos que deseen una explicación resumida, el ignorante de Petro actúa más por sus intenciones revolucionarias que por el pueblo de Colombia, arriesgando el todo por el todo de manera inteligente para mantenerse en el poder y seguir con las ideas donde inició su vida pública en el M19, pretendiendo posicionar e implantar el socialismo revolucionario y terrorista. Si esto no es terrorismo, entonces ¿qué es? Terrorismo: es todo aquello que cause intimidación o coerción de poblaciones.

“El camino puede ser difícil, pero con tu ayuda lo podemos lograr”. “Soy ciudadano”.

Carlos Enrique Martínez Caballero

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