El profesor nariñense, que se volvió ejemplo de persistencia, falleció debido a un cáncer.
Desde una cama de hospital, el profesor Gustavo Guillermo Moncayo Rincón, reconocido por sus marchas en busca de una salida del Gobierno para la liberación de su hjo, secuestrado por las Farc, mantuvo sus llamados por la paz.
En 2007, Gustavo Moncayo empezó a ser reconocido como un luchador por la libertad de su hijo, el sargento del Ejército Pablo Emilio Moncayo, secuestrado por las Farc en 1997 en la toma de a la base de Patascoy, entre Nariño y Putumayo, donde hubo 10 soldados muertos y 18 plagiados.
El profesor Moncayo, acompañado de su hija Yuri Tatiana, comenzó el 17 de junio de ese año una marcha desde su natal Sandoná (Nariño) hasta Bogotá, en un recorrido de más de 1000 kilómetros. Pero su romería alcanzó los 2.509 kilómetros por 14 países.
El entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe, señaló a las Farc como responsable del secuestro. Moncayo pedía que se diera la paz para la libertad de secuestrados.
Su hijo fue liberado con la mediación de Piedad Córdoba, en una misión donde también recobró la libertad el soldado Josué Calvo, el 28 de marzo de 2010.
El propio sargento Moncayo le quitó a su padre las cadenas que cargó durante cuatro años para pedir que lo dejaran en libertad y hubiera paz en Colombia.
A mediados de octubre pasado se conoció que estaba hospitalizado debido a un cáncer terminal de hígado. Desde su cama sostuvo su mensaje por la paz de Colombia.
Con su familia estuvo radicado en Canadá, pero ante la enfermedad decidió su regreso al país. Yuri Tatiana Moncayo, hija del profesor, dijo que esperaban las reparaciones de las Farc para costear el trasplante que el hombre necesita.
Dijo que "es imposible que nosotros como víctimas podamos reconstruir nuestro proyecto de vida con reparaciones simbólicas. Las Farc tienen la capacidad y la posibilidad de hacerlo y lo estamos exigiendo porque necesitamos un trasplante para mi padre, que está en peligro de muerte”.
El hundimiento de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado profundiza la confrontación política entre el Congreso y el presidente Gustavo Petro.
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Por: Editor Región. Tolima7dias.com.co
El fracaso de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado marca un nuevo episodio en la creciente tensión entre el Legislativo y el Ejecutivo. La iniciativa, impulsada por el gobierno de Gustavo Petro como una apuesta por mejorar las condiciones laborales en el país, fue archivada por decisión mayoritaria de los senadores, desatando un fuerte cruce de declaraciones.
El presidente Petro, a través de la red social X, calificó la decisión como una traición al pueblo trabajador y cuestionó duramente a los congresistas que votaron en contra de la propuesta. “Se rompe el diálogo entre el Congreso y el gobierno del cambio”, advirtió el mandatario, dejando claro que la confrontación política entra en una nueva fase.
La reforma laboral pretendía corregir fenómenos como la tercerización, garantizar el pago de horas extras y dominicales, y reforzar la estabilidad en el empleo formal. Sin embargo, desde su planteamiento, generó un fuerte rechazo en sectores empresariales, gremios económicos y partidos de oposición, que la señalaron como una amenaza para la generación de empleo y la sostenibilidad empresarial.
No obstante, el debate alrededor de la reforma no se limitó a los aspectos técnicos. Desde el inicio, el proyecto fue víctima de una batalla política marcada por la falta de consensos y una creciente animadversión entre el presidente del Senado y el jefe de Estado. El senador Efraín Cepeda, una de las voces más críticas, ha liderado la oposición a las principales reformas del gobierno, intensificando el choque de poderes.
La situación se torna aún más compleja luego de que el presidente del Congreso denunciara públicamente al presidente Petro, alegando que sus trinos podrían poner en riesgo la seguridad de los senadores que votaron en contra. Mientras tanto, las centrales obreras y sectores juveniles ya anuncian movilizaciones en rechazo al hundimiento de la reforma, lo que podría trasladar la tensión institucional a las calles.
Ante este panorama, el presidente Petro planteó la posibilidad de una consulta popular para que el pueblo decida sobre las reformas sociales, y llamó a la movilización ciudadana para presionar al Congreso.
Colombia entra así en un momento clave, donde la disputa entre el Ejecutivo y el Legislativo amenaza con paralizar la agenda política y aumentar la polarización. Un escenario incierto que podría definir el rumbo del gobierno y de las reformas sociales en el país.
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