Primero fue Juan Manuel Santos y Luego Iván Duque. Ahora será Gustavo Petro el que volverá a retomar las negociaciones con el Eln para ponerle fin a un conflicto de más de cinco décadas. Y para lograr la llamada ‘Paz total’ que propuso este Gobierno, el mandatario se ha asegurado de tener varios gestos claves y a la vez polémicos, pero que demuestran su intención de concluir exitosamente estos diálogos.
Lo primero que prometió –y cumplió- es que esta negociación con el Eln no se mezclaría con los otros grupos al margen de la ley que en este Gobierno han manifestado su deseo de desmovilización.
Luego, trasladó a los miembros de la delegación del Eln que permanecían en Cuba hasta Venezuela para ahí empezar de cero toda la planificación de la mesa, además de estudiar el país que será sede del proceso de paz y que, hasta el momento, se mantendrá en el vecino país.
Y en las últimas horas se han conocido nombres, aún sin confirmar por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, de los delegados del Gobierno en la mesa, que serían en su mayoría de ideología de izquierda y no habrá ningún militar, tal como Petro lo prometió. Lo que sí sorprendió es que pidiera a José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán y esposo de la senadora María Fernanda Cabal, que hiciera parte de la mesa.
También hay una última promesa que está por cumplirse: la liberación de dos presos del Eln.
El presidente Gustavo Petro confirmó el pasado jueves que el excombatiente de la guerrilla M-19, Otty Patiño, liderará, por parte del Gobierno, el diálogo con el Eln. Así lo dijo ante los periodistas, cuando a la pregunta de si Patiño estará en el equipo de negociación, afirmó: “sí, así es”.
Este anuncio fue bien recibido entre personas cercanas al presidente y al proceso, pues creen que no hay persona más indicada para este trabajo que Patiño, quienes es escritor y politólogo con experiencia de primera mano en las negociaciones de paz, pues él mismo negoció la paz con dos presidentes como miembro del M-19. Además, una vez se desmovilizó, como miembro de la Alianza Democrática M-19, participó en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.
A Patiño lo acompañarían en la mesa, además de Lafaurie, los senadores de izquierda Iván Cepeda y María José Pizarro, hija del fallecido Carlos Pizarro, exguerrillero y luego candidato de la Alianza Democrática M-19.
También se supo que el senador Roy Barreras rechazó el ofrecimiento del Gobierno de hacer parte de la mesa por su compromiso en la Presidencia del Congreso.
Del lado del Eln, encabezan la lista de negociadores Pablo Beltrán y Aureliano Carbonell del Coce (Comando Central) de esta guerrilla.
Una tormenta se desató en la derecha de la política colombiana el ‘sí’ de José Félix Lafaurie al presidente Gustavo Petro para ser negociador del Gobierno en la mesa con el Eln. Un hecho que tomó por sorpresa a todos, incluyendo al mismo presidente de Fedegán.
Pero expertos aseguran que esta se trató de una gran jugada del presidente porque horas antes lo estaban criticando por los perfiles de los negociadores, pues todos eran de la misma ideología.
Para León Valencia, analista y director de Pares Colombia, “la llegada de José Félix Lafaurie a la mesa de negociación con el Eln es interesante pero compleja, significa que Otty Patiño y Danilo Rueda tendrán una doble negociación: con Lafaurie y con los delegados de la guerrilla”.
Y con Valencia coinciden varios expertos, quienes creen que Lafaurie será un arma de doble filo en la mesa.
Del otro lado, Ernesto Macías, que fue presidente del Congreso en el Gobierno de Iván Duque y miembro del Centro Democrático, cree que el hecho de “que Lafaurie sea vocero de un Gobierno de izquierda y, además, se siente a dialogar con un grupo criminal victimario de los ganaderos, traiciona los principios del gremio. Y, si los tiene, los suyos. Y si aún es directivo del Centro Democrático, debe renunciar”.
Finalmente, María Fernanda Cabal aseguró que su esposo “debería ser un observador”. Y dijo que “realmente le respeto su decisión, pero no la comparto”.
El pasado mes de octubre el Gobierno de Gustavo Petro y el Eln acordaron reinstalar la mesa de conversaciones, pero retomando el conjunto de los acuerdos y avances logrados desde la firma de la agenda de marzo 30 de 2016.
Estos diálogos comenzaron en febrero de 2017 en Quito, desde donde fueron trasladados a La Habana al año siguiente. Poco después quedaron estancados al inicio del Gobierno de Duque (2018) y congelados definitivamente tras un atentado de esa guerrilla contra la escuela de la policía en Bogotá en enero de 2019, donde murieron 23 personas y cerca de un centenar resultaron heridos
El hundimiento de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado profundiza la confrontación política entre el Congreso y el presidente Gustavo Petro.
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Por: Editor Región. Tolima7dias.com.co
El fracaso de la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado marca un nuevo episodio en la creciente tensión entre el Legislativo y el Ejecutivo. La iniciativa, impulsada por el gobierno de Gustavo Petro como una apuesta por mejorar las condiciones laborales en el país, fue archivada por decisión mayoritaria de los senadores, desatando un fuerte cruce de declaraciones.
El presidente Petro, a través de la red social X, calificó la decisión como una traición al pueblo trabajador y cuestionó duramente a los congresistas que votaron en contra de la propuesta. “Se rompe el diálogo entre el Congreso y el gobierno del cambio”, advirtió el mandatario, dejando claro que la confrontación política entra en una nueva fase.
La reforma laboral pretendía corregir fenómenos como la tercerización, garantizar el pago de horas extras y dominicales, y reforzar la estabilidad en el empleo formal. Sin embargo, desde su planteamiento, generó un fuerte rechazo en sectores empresariales, gremios económicos y partidos de oposición, que la señalaron como una amenaza para la generación de empleo y la sostenibilidad empresarial.
No obstante, el debate alrededor de la reforma no se limitó a los aspectos técnicos. Desde el inicio, el proyecto fue víctima de una batalla política marcada por la falta de consensos y una creciente animadversión entre el presidente del Senado y el jefe de Estado. El senador Efraín Cepeda, una de las voces más críticas, ha liderado la oposición a las principales reformas del gobierno, intensificando el choque de poderes.
La situación se torna aún más compleja luego de que el presidente del Congreso denunciara públicamente al presidente Petro, alegando que sus trinos podrían poner en riesgo la seguridad de los senadores que votaron en contra. Mientras tanto, las centrales obreras y sectores juveniles ya anuncian movilizaciones en rechazo al hundimiento de la reforma, lo que podría trasladar la tensión institucional a las calles.
Ante este panorama, el presidente Petro planteó la posibilidad de una consulta popular para que el pueblo decida sobre las reformas sociales, y llamó a la movilización ciudadana para presionar al Congreso.
Colombia entra así en un momento clave, donde la disputa entre el Ejecutivo y el Legislativo amenaza con paralizar la agenda política y aumentar la polarización. Un escenario incierto que podría definir el rumbo del gobierno y de las reformas sociales en el país.
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